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EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA Suprema expresión de esa Voz de la Iglesia es la del Romano Pontífice, cuando actúa como Pastor de todo el rebaño, de cara a la comunidad entera de los fieles de Cristo. Si esa Voz se ha dejado oír con precisión sobre el gran tema que nos ocupa, ya no hay lugar para las am– bigüedades o los titubeos; todo cristiano de conciencia recta sabrá a qué atenerse: sólo podrán discrepar los de mala conciencia. No hace mucho, en 1967, se cumplían los 1.900 años del martirio de los santos Apóstoles Pedro y Pablo; para celebrar eficazmente este decimonono centenario de aquella suprema testificación de nuestra Fe por parte de quienes nos la habían traído, Pablo VI proclamó co– mo Año de la Fe el que transcurriera de junio del 67 a junio del 68. El día 29 de este último junio, fiesta de los Apósto– les mencionados, hubo en San Pedro de Roma un so– lemnísimo acto de clausura; y número principia! del pro– grama fue la meticulosa y clarísima Profesión de Fe hecha por el Papa, quien previamente, en una homilía, explicó el motivo y carácter de tal Profesión: "Conocemos perfectamente las perturbaciones que en materia de fe están conmoviendo ahora las convic– ciones de muchos... Vemos hasta a no pocos católicos presa de un apetito desordenado de cambios y nove– dades...