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ción, en la revolución de 1936, del riqms1mo archivo que guardaba documentos sumamente interesantes, todos ellos relativos al gobierno, vida y a.ctividades de la mencionada Esclavi– tud, nos faltan datos concretos para ello. Sólo añadimos a lo expuesto esta nota que recoge el estado lamentable de la Congregación en 1828, cuando la Junta de gobierno de la mis– ma se dirigía al rey para pedirle ayuda con objeto de hacer un estandarte de Jesús, que ha– bría de salir en la procesión del Viernes Santo, añadiendo que el número de Esclavos «había disminuido grandemente». No obstante, si bien en estado menos floreciente, siguió tributando a la imagen sus cultos especiales, aun después de la exclaustración de los religiosos en 1835, e igualmente cuando fue trasladada a Montse– rrat, mientras estuvo en San Sebastián y asi– mismo al volver a su capilla. Como era de suponer, al igual que la devo– ción a Jesús, también la Esclavitud llegó a pro– pagarse mucho, estableciéndose a su imitación otras congregaciones similares en varias ciuda– des de España, siendo las más notables las de Valencia, Cádiz, Salamanca y Zaragoza, algunas de las cuales se rigieron por constituciones pro– pias. A todo lo anotado hemos de añadir que pocos años después, en 1724, se formó también una Hermandad en honor de Jesús Nazareno. Sus estatutos llevaban el siguiente título: «Consti- - 65 - 5

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