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X LA DEVOCION A JESUS NAZARENO El primer domingo de septiembre de 1682, fecha en que tuvo lugar la procesión con las imágenes rescatadas por las calles de Madrid, dio también comienzo la devoción a la imagen de Jesús Nazareno. Si en aquel día memorable el divino Reden– tor, cautivo y rescatado, comenzó a repartir sus favores, la devoción que desde entonces se le profesa ha ido aumentando visiblemente y se ha difundido con rapidez, sobre todo entre el pueblo madrileño, a fuerza de prodigios y de gracias. Uno de los más fervorosos propagadores de esta devoción, y a la vez historiador de esos entusiasmos y maravillas, consignaba ya en 1705: «El haber crecido tanto esta devoción ha sido por los innumerables milagros que ha -56-
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