BCCCAP00000000000000000000908

tatar, y haciendo por otra parte el mismo ofre– cimiento de ir él personalmente, sin miedo alguno a lo que pudiera sucederle. Movido el Consejo de Guerra por aquella pri– mera carta que le escribió el P. Andrés de La Rubia, mandó el 18 de junio librar tres mil doblones con destino al rescate de los cautivos, añadiendo debían ser preferidos las mujeres y los niños por el mayor riesgo que corrían, or– denando también que juntamente se rescatasen las imágenes, para lo cual podría valerse del citado capuchino P. Andrés o de los Trinitarios o de los Mercedarios. Así lo determinó por su parte el rey con apremiantes expresiones. Pero no fue suficiente todo eso para el cobro del li– bramiento. Tanto que el Consejo de Guerra, instado por las cartas recibidas del P. La Rubia, del último gobernador que había sido de Má– mora, de los propios cautivos y también del Padre Juan de Santa María, Misionero Apostó– lico en Mequinez, cuyo contenido venía a redu– cirse a lo expuesto, se vio obligado a urgir y mandar una y otra vez, desde junio a diciembre, la pronta entrega de los tres mil doblones y que se efectuase sin demora el tan ansiado res– cate, debiendo ser preferidos a las imágenes los cautivos «por ser éstos imágenes vivas de Dios y más de su agrado y servicio de Vuestra Majestad librarles de los peligros y riesgos en que están». Sin embargo, no sabemos si esos -36-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz