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puchinos del convento de Sevilla los que la llevaron a Mámora y allí le rindieron culto has– ta que aquella fortaleza fue arrebatada a los españoles por las fuerzas de Muley Ismael el 30 de abril de 1681. Expondremos hechos que en manera alguna pueden ponerse en tela de juicio. Ya hemos dicho, y son varias las cartas del Obispo de Cádiz y del gobernador de Mámora, que así lo afirman, que la iglesia existente en aquélla, al mes y medio de llegar los primeros Capuchinos, fue volada por la explosión de unos barriles de pólvora y luego totalmente pasto de las llamas «corriendo el fuego por toda la iglesia sin dejar lo bajo del suelo ni lo alto de la bóveda, que no encendiese lo activo de su llama, volviendo toda aquella aseada obra en negras y lastimosas ruinas». Además, según testimonio de los propios re– ligiosos, de todo cuanto había en aquella pri– mitiva fábrica, al tener lugar el incendio, «aun– que toda la iglesia voló, se dejó intacto el tabernáculo donde estaba el Santísimo Sacra– mento y una imagen de María Santísima del Rosario, que estaba en el mismo altar». Justa– mente esa imagen de la Virgen del Rosario fue una de las que se rescataron con la de Jesús, como diremos más adelante. Consiguientemente, la imagen de Jesús Na– zareno no estaba en la iglesia de Mámora cuan– do llegaron los Capuchinos en 1645. Sin embar- -24-