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LLEGADA DE MONSEÑOR NISTAL Por fin, el 1 ° de marzo llegaron Monseñor Nistal, el P. Eulogio y un muchacho que trajo éste de El Palmar y que fue mi tormento por más de un año y terminó como indicaremos más adelante. Desde el 12 de octubre estuve solo con el Herma– no, enfermos ambos algunas veces; sin tener con quién confe– sarme todo ese tiempo, y teniendo que atender solo a la escuela, trabajos de los indios, construcción de casas, etc. Llegó de noche, sin avisar, aun cuando le había mandado dos .caballerías a Luepa para él y el P. Eulogio. El viaje había sido fatal. En Kinoto-Wak:á se le murió uno de los bogas; en la subida de los cerros tuvo que detenerse cuatro días, pues al P; Eulogio le dio fiebre alta. Por. fin, le pareció que nos habíamos metido en el fm del mundo, y venía resuelto a llevar la fundación más cerca de Venezuela. A la mañana siguiente cambió completamente de opinió~, al ver que ya teníamos unos 20 indios, muy bien vestidos, bien alimentados, contentos y aprovechados en la .escuela, rezos, ayudar a misa,. prácticos en la agricultura y dóciles. Quise que a la Divina Pastora, y no fue posible. Le di bestias y personas de absoluta confianza y, después de aprobar como bueno todo lo hecho y dado carta blanca para hacer cuanto bien pareciera, se fue, no dejando otra disposición que la de cubrir con tablas el techo de la capilla. lunes siguiente, unos 7 días después de su llegada, salió y tuvo un viaje tan rápido y feliz que a los 20 días de salir de Santa Elena había llegado a Upata a celebrar la Semana Santa. A los ocho días salí bastante provisto de recursos oon la intención de llegar a Manaos, pero. como llevaba conmigo un indio que iba a caballo, en tres días llegué a San Marcos. En el camino me alcanzó el médico de la Comisión Brasilera que venía por el Tacutú y conseguí me llevara en su lancha a Ma– náos. Dejé al indio con los Padres de Boavista y .en tres días llegué a Manaos; en la áltima jornada anduvimos día y noche. Desde Boavista bajamos por la Casuerina, una pe<JUeña cascada 90