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conocido un capuchino de .quien tanto les hablaban padres y abuelos. Como buenos indios aruacos, permanecieron fieles a la religión de sus padres y conservaron.durante más de 100 años. la lengua materna. Entre. los indios, que para los. conquistadores eran más de fiar, se contaban· 10s aruacos, de manera que for– maban parte de la defensa de los Castillos de Guayana, y eran buenos soldados. Uno de los grandes errores de muchos escritores indige– nistas es extender, ct>mo lo hiciera Las Casas, las propiedades buenas y virtudes que sólo eran patrimonio de una tribu, muy reducida, a todos los indios del Continente Americano. Conocí un indio educado por el célebre hacendado de Ri.obranco, José Du Padre, quien, al ·sentirse poseedor de trescientas r~ses, resolvió casarse. Aun cuando su esposa era aruaca, como él, temió podría contagiarse con las costumbres de las mujeres macuchis, entre quienes vivía. Estos ·eraµ indios caribes. Des– pués del matrimonio, estando presente el P. Benedictino que los casó; l.e hlzo estas sabias advertencias a su segunda mitad: -Usted -le dijo en .brasilero- tiene 300 reses que son tan suyas como mías; si yo no estoy, y usted tiene hambre.o necesi– dad, mata una res, la mejor que le parezca, y se la come. Es suya. Pero el dfa que usted mate una res para dar un banquete a sus parientes indios, hasta ese día llega nuestro matrimonio. Que trabajen como yo trabajo... Si usted tiene ocasión de comprar un vestido que necesita y no tiene dinero, venda una res y compre su ropa, pues las reses son suyas,· pero, si usted ven.de una res para que sus parientes compren vestidos, hasta ese d(a llega nuestro matrimonio. Que trabajen cómo yo traba– jo. El proceder justo, noble y resuelto de este indio, es frecuente encontrarlo en los indios aruacos; pero muy dificil -yo creo que imposible- entre las diferentes y variadísimas tribus o grupos de indios caribes. Quiero hacer constar, aJAn cuando hiera la modestia de los distinguidos Dres. Duarte y Vegas, la causa del disgusto que hubo en las comisiones y que aceleraron los trabajos del primer año, y aun la separación. del Dr. Duarte. Muy pocos saben el desencanto de la Comisión .Brasilera de Límites, casi todos , pertenecfan a la Marina de Guerra, al ver lo reducidísimo del terreno. que les quedaba en la cumbre del Roraima, el médico 87.