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SALIDA DEL P. MAXJl\UNO E INAUGURACION DE LA NUEVA CASA El 12 de octubre ya estaba el P. Maximino camino a Luepa y nosotros pudimos trasladamos a la nueva casa, abrien– do en ella formalmente la escuela y aumentando el número de los indiecitos discípulos. Comencé a tratar con cuidado la enfermedad de Fr. Gabino. Busqué un indio que me cazara pajaritos y pescaditos para darle alimento. Después de muchas tentativas infructuosas, un purgante de calomel le hizo magnífico efecto; se le quitó la fiebre y poco a poco se fue reponiendo, estando ya a mediados de noviembre completamente sano.. En U pata parece que no dieron importancia a los informes del P. Maximino, pues detu".' vieron a los indios hasta marzo, en que vino Monseñor con el P. Eulogio. Que el P. Maximino estaba grave lo imru1ifestaron los médicos y lo que tardó en curarse, pues en cinco mese-s no creyeron debía volve1' a. la Misión. Por ese tiempo pasé W1a de las épocas peores de mi vida Misionero: el aislamiento en que .,.,.,...,......,,., con la· gravedad de .Fr. Gabino; posibilidad de encontrado; con recursos muy .............. v,,, aun cuando dél Brasil trajimos muchas cosas, teníamos que racionamos muy cuidadosamente. Un viaje de ida y vuelta a Tumeremo o Boavista llevaba cerca de dos meses, tal cotno posible viajar entonces. La mayor parte de los días, la carne y verduras, etc., las mezclábamos con leche por carecer de grasa; aprovechábamos los tuétanos, grasa menos áspera· de las reses~ aun cuando la necesitábamos mucho para hacer jabón. Carecía de confesor, y la conducta de Peña me comenzó a inquietar grandemente. Pero, en compensación, teníamos la nueva casa, prepara– mos la capilla, un salón para escuela, habitaciones para religio– sos, comedor y cocina, y sobre todo, vida religiosa indepen– diente que nos servía de lenitivo. 81

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