BCCCAP00000000000000000000905
En casa de Simón de Guarai, a cuya familia pertenecía la mujer de Casusa, se preparaba una• gran fies~. Estando la gente de ) Simón de caza y Casusa con ellos, éste había matado un váquiro y herido a otro en medio del bosque. Parte de los indios siguie– ron al herido y Casusa, que les acompañó algo de tiempo, se quedó a evacuar una necesidad. Reunidos los indios después de cobrar el váquiro herido con· los que habían llevado el muerto, no apareció Casusa con ninguno de ellos. Al día siguiente, hombres y. mujeres recorrieron las selvas de Warai muy conocidas de los indios, pero ni ese día ni los siguientes apareció el rastro de Casusa. ¿Qué había sucedido? Simón tenía unos enemigos hacia Kinó, también del Brasil, cuyo jefe se llamaba Francelino. Había asesinado a un hermano de éste y como era joven y poderoso, Simón, con cinismo sin igual, le mandó a la familia del muerto una calavera limpia y alisada para que tomara. en ella kachirl. Esto no lo había olvidado Francelino y sus indios asesinaron a Casusa, creyéndolo hijo de Simón, con uno de los cuales tenía notable parecido. Cuando los indios hacen algún viaje, siempre van· dos juntos por miedo a Canaima; y si un indio anda solo y no tiene miedo de andar o pasar la noche solo, le llaman Canaima los demás indios. Entre los chicos de la Misión, en varias ocasio– nes, a Joseíto el hijo de Joaquín de Kukenán, lo cogía la noche solo. Si estaba distante de la casa se quedaba a dormir y llegaba tranquilamente al día siguiente con su caballo (a pie nunca los mandábamos solos). Pues entonces, los chicos de la comarca lo comenzaron a llamar Can.aima. Seguimos en casa de Peña todo el mes de julio alarmados y enfermo el P. Maximino después que llegó a Acurimá. Yo me enfermé hacia el 15 de agosto y con los enseres de la casa metidos en el cuartico. Estuve mal y cuando ya Peña se dispo– nía a ir a Boavista, pues daban paso las quebradas del Brasil, el 1 ° de septiembre se me quitaron las fiebres y el día tres salimos , tarde, para ir a dormir a Warai, preocupadísimos, pues como Peña temía mucho a José Salazar, unas pisadas muy recientes y grandes que veíamos en el camino, las creía de dicho indio. Más adelante diré quien es ese personaje. Llegamos a Warai y alcanzamos a los indios que habíamos mandado con dos d:ías anticipación, pues ellos habían pasado ese tiempo hiendo Kachirl en las casas de la Pacaraima. 75
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz