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Desde aquel día resolvimos trasladamos todos a la casa de Peña. Los tres religiosos, juntamente con nuestros corotos, nos acomodamos en la especie de pasillo del extremo de la casa que. tenía puerta independiente. Allí colgamos nuestros chin- . chorros en un espacio de. dos metros escasos de ancho por 4 de largo; allí pasamos enfermedades largas -las mías más cortas de 12 .días una y de 8 otra, con fiebre de. 40 grados. Fr. Gabino estuvo un mes sin levantarse y al P. Maximino le repetían las fiebres, tan frecuentemente que pasaba S días acostado y 3 levantado, agotándose constantemente. Los indios nos .estaban cortando Ja madera para hacer la casa que debía tener 30 metros de frente por 9 de fondo, a fin de poder tener en ella sitio para los religiosos, unos 10 mucha– chos, escuela y capilla. No comenzamos conuco por llegar principiadas las lluvias y porque Peña, en su afán de servimos, decía que bastaba con su conuco, donde pusimos nuestro trapi-, che. Este trapiche nos daba azúcar, pero sólo para el consumo estricto, pues tenía muy poca caña. A pesar de estar todos juntos y con buenas armas, con dos perros -el de Peña, muy bueno-, llegaron varias veces los indios simulando Canaima, cerca de la casa. de Peña. Canaima, según lo que pudimos captar de fa idea que formaban los indios, es un ser que influye grandemente en su vida y en su muerte; es un indio o unos indios de carne y hue– so, pero que su imaginación les da propiedades que no tienen los demás indios. Son indios enemigos que moran en los bos– ques perpetuamente; por~. les llaman Pixabucó (habitantes de la selva), en contraposición de ellos, que son Lfüw. (habitantes de la sabana). Algunos indios, y más fas indias, han visto sus . casas en los lugares más impenetrables, alejados de los caminos y temerosos de los indios; han visto sus techos cubiertos mate– rialmente de blancas tortas. de cazabe puestas al sol; los han visto pámlr por sus mismas casas .sin poderlos encontrar; los h.m visto convertidos en iguanas, en pájatos, en otros animales y son siempre causa de la muerte de los indios. Al morir un indio, sobre todo si es joven y muy aprecia– do, y él no ha manifestado que lo ha matado o herido de muerte Canaima, las indias más ancianas y de más autoridad en fa familia o tribu, examinan con mucho cuidado, atención y muy despacio, uno por uno los miembros de su cuerpo, y nunca falta 67

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