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CANAIMA Esto fue.alrededor del día de San Juan; Joaquín, a quien habíamos preguntado si habían visto algo, nos dijo con gran aplomo que Canaima se había transformado en un cachicamo. Al día siguiente, domingo, al salir de misa, se acercó Joaquín y nos dijo que mientras estábamos en misa, habían visto .a Canaima saltar de la ventana de nuestra casa. Lo puse en duda pues habíamos cerrado la ventana y trancado por dentro; él, no obstante, lo. afirmaba juntamente con los in.dios. Fuimos a la casa y estaba trancada en la forma que la habíamos dejado, sin que se notara la falta de ninguna cosa, ni éstas fuera de su sitio. Nos dijo que Canaima podía entrar por las rendijas y efectiva– mente me señalaron junto a la ventana pisadas frescas y desco– nocidas ~gún ellos.. Salieron siguiendo las pisadas y llegaron a la quebrada de Wará, donde perdieron el rastro. Las impresiones de la mujer de Peña y del brasilero, que estaba en casa de Peña, eran malas, pues todos juzgaban que se avecinaba algún crimen, que los indios se proponían cometer -o del que iban a ser cómplices-. En la noche, a eso de las 10, me despertó una detonación como un disparo. Estando despierto oí un silbido muy suave junto a mi ventana repetido por dos veces. Aquello ya me pareció serio: desperté al Padre y al Hermano; les dije que aquella noche no salieran de la habitación por ningún motivo. Aseguré las puertas y ventanas por dentro; cargué las escopetas diciéndoles en voz alta dónde fas ponía y me acosté a dormir de nuevo. A la mañana siguiente fueron mayores las alarmas: avisaron muy secretamente a la mujer de Peña que algo se intentaba y, al contarles en casa de Peña lo que había escuchado en la noche, todos fueron de parecer w:iárume que en preciso juntamos todos en casa de Peña, pues estando el policía Jwm Rodríguez en un ranchlto en Acurimá, nosotros en lt casita donde vivíamos, y Peña wi alejado, los indios de Acuri:má, apoyados por los Cabeceras de Wairén y los de Maremotá, podían reunir doscientos indios, los cuales, dirigidos por los indios de la Guayana Inglesa, nos podían dar una sorpresa desagradable. 66