BCCCAP00000000000000000000905
Durante la noche, frecuentemente nos despertaba· el estruendoso ruido que la caída de altos y copudos árboles producía con gran frecuencia. Efectivamente, notamos que los árboles de aquellos bosques eran altos, delgados y derechos como velas. Las raíces .buscan las hendiduras de la roca, sitio para asegurarse y alimentarse y alimentar al árbol, cuya .copa sube ·continuamente para asomarse entre sus compañeros y gozar de la luz del sol. Cuando toma bastante cuerpo, el peso lo inclina hacia la pendiente; entonces, las débiles raíces no resisten ese peso y cae, arrastrando a otros en pos de sí y produciendo un estruendoso ruido. También de aquí procuramos .salir tempr.m.o y comenza– mos la subida del cerro gr.mde. En esta subida se agotaban nuestras fuerzas: la respiración era fatigosa, estábamos cerca de los 2.000 metros de altura y el cerro en sí no tan pendiente, pues la pica hacía pequeños rodeos para facilitar la subida, sí era mucho más alto que todos los subidos hasta entonces. Por fin, después de dos horas o más de fatigosa ascensión, llegamos a la cumbre ilumináda por los rayos del sol. Con gran sorpresa notamos que la bajada no correspondía ni mucho menos a la subida; y siguiendo la pica, que allí era bastante buena, atrave:– samos otra hora de bosques y quebradas para salir a la gran altiplanicie de la Gran Sabana. Los indios exclamaban gozosos: ¡Oh, Pemó11! ¡Sabana! Y nosotros, después de 14 días de caminar por entre los bos– ques, siguiendo las corrientes de los ríos y por picas estrechas vistas a duras penas y sólo a pocos metros delante de uno, quedamos gratamente sorprendidos, emocionados, asombrados y extasiados ante aquel sublime espectáculo de campiñas.exten– sas, salpicadas de bosques y cerritos más o menos cubiertos de vegetación. Perdiéndose a lo lejos entre la bruma, cerros altísimos y serranías de.las más variadas formas: ¡siempre bellas! Veíamos aquí y allá bosquecitos de palos secos, cubiertos de altos hele– chos. Nos dijeron que había sido obra de la gran sequía del año 26 en que ardieron muchos bosque de la Gran Sabana. Pronto los indios anunciaban a sus parientes nuestra llegada con grandes y espesas columnas de humo, y en vano nosotros los exhortamos a que no lo hicieran. La parte de la campiña próxima a los bosques era terreno fangoso, cubierto de 51
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz