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ENTRADA EN LA GRAN SABANA A los indios, que son muy prácticos, no les gusta cami– nar por la selva de noche, pues en esas horas abundan las culebras venenosas y los tigres andan de cacería. Al amanecer, .cuandoyo me levantaba a celebrar, manda– mos a .un criollo y a un indio en busca de Fray Gabino y, a la hora justa, aqtes de que el P. Ceferino terminara la misa, llegó aquél con los que• lo habían ido• a .buscar, pues había logrado encontrar pica. Se había perdido por haberse quedado solo esperando a los últimos indips y, en vez de la pica que había– mos ~guido nosotros, él había cogido un.a que llevaba .a una quebrada, no lejos del· punto de partida. El río, por todo el cerro, es casi una continua cascada y, aun. .cuando se grite, es imposible hacerse oír. Fray Gabino, viendo que se le echaba encima la noche, colgó el chinchorro de dos palos y se acostó. Pero cualquier ruido producido por la brisa, cualquier palo. que• se caía -cosa muy trecue,nte en esos bosques, pues los palos se ca.en con estruendo- o cualquier sonido producido entre las hojas secas, a él le pairec:ían culebras y tigres que le. acechaban a cada paso. En esta zozobra la noche sin apenas.pegar los ojos. Todos nos alegramos, pues, de verle y así, después de almorzar y desayunar al mismo tiempo, rehechas las cargas (descargado el P; Ceferino del encerado pesadísimo que cargó un indio.a-quien se le pagabacomo bueno y apenas llevaba S kilos), seguimos. cerro arriba con nuestros guayares a cuestas, los cuales. no bajaban de los 30 kilos. · Durante algunos claros del Cuyun! y sobre todo del Buey, divisamos la serranía por la que ahora subimos. En medio de los bosques veíase una especie de mmeDS!l ml•ralla china, más menos a la mitad de los cerros, en unas anchas en otras menos; pero, en todas, aparece como una construida por gigantes, que ciñera los bosques o como si ellos quisieran cobijarla con su espesura. En la tarde, después de a.travesar arroyos cuyas aren.as eran duros y grandes peñascos desprendidos de la muralla, llegamos a La Laja. Es ésta una peña dura sobre la que pasa el 48
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