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izquierda, la cual se extiende hasta la Gran Sabana; y el Uaná, que recorre la zona de bosques del sureste al noreste. Al sur, se levanta el gigantesco Auyantepuy de 2.800 metros de altura y cuya altiplanicie no es menor de 60 kilómetros por 20. Atravesamos la quebrada de Aichá después de medio día y comenzamos el descenso, en lo que empleamos cerca. de · cuatro horas. La b~jada era casi perpendicular y había mucho peligro de que se nos fueran los pies. Llegamos casí a1 oscure,– cer a un sitio menos pendiente, junto al río Aichá, bastante más abajo de El Gran Salto. Es el río que arriba pasamos sobre un palo grueso: tendría unos 10 metros de ancho por medio :metro de agua y el salto mide 350 a 400 metros; Es la cascada más bella e imponente que hemos visto en todo el viaje. Cruzando bosques y sabanetas encantadoras entornadas por ese paradisíaco paisaje, llegamos, después de medio día, a los primeros ranchos o chozas de indios. Allí despedimos a Manuel y a sus indios, a quienes mi compañero de viaje sorprendió con miradas y actitudes sospechosas. Yo, realmente no noté nada anormal. El, les hizo muchos regalos -exagerados a mi juicio~. Resolvimos luego el viaje por el Cuyuní y alquilamos una curian1. grande que tenían .allí y en la que nos cabía todo,. para bajar el Acanán y subir por el Carrao. Al día siguiente llevamos nuestros chinchorros y el material para celebrar la misa. Salimos de aquellos ranchos, ·pero hubimos de detenemos en la casa de· Simón Bolívar, oo indio que aspiraba a Capitán y que tenía mejores ranchos que los otros y hablaba algo de castellano. También contratamos dos indios de La Patagua, quienes prometieron acompañamos hasta El Dorado. Al día siguiente seguimos hasta el Acanán y . nos establecimos en wi ranchito junto al río. Allí llégó el señor Cardona, quien nos acompañó varios días y salía frecuentemente. a explorar con un indio. En una de las veces estuvo cuatro días ausente y dijo que había llegado el Chicamán. Nosotros tratamos de ver la vidaque llevaban los indios, la cantidad de ellos que había y las posibilidades de establecer all! una Misión. Los indios, contando todos los que hemos visto y los ranchos que hay en la región, podríamos calcular que habían entre 700 y 1.000. A éstos, se podrían agregar unos 300 a lo 39

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