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Los heridos quedaron a merced de la Divina Providencia que, a las 92 horas de haber salido de Santa Elena, les envió un gran aguacero. Bebieron en abundancia y, .valiéndose de cuantos utensilios había en el avión, se proveyeron de ella para reserva. El agregado de la Embajada.americana comenzó a entristecerse y, dejándose llevar. del pensamiento, se agravó de manera que les manifestó que efectivamente él se moría. El P. Baltazar, con el talento y delicadeza que lo caracterizaban, le indicó algo sobre el asunto religioso. Era lo que el paciente esperaba, pues le dijo que, aun cuando era protestante, estaba siguiendo un curso de religión con intención de abrazar, junto con su esposa, la religión católica, pues creían era la verdadera enseñada por Jesucristo. El P. Baltazar lo animó y con la preparación que las ·cir– cunstancias permitían, lo bautizó sub-condicione y · le dio la absolución, muriendo en el seno de nuestra sacrosanta religión. Su esposa. que, al saber su muerte, Je había hecho servicio funerario protestante, al enterarse de. todo, hizo celebrar un funeral solemne por su alma en la Iglesia de Las Mercedes, de Caracas, a la llegada de sus restos. Claro que, tanto a éste como a Luque, apenas fos pudieron arrastrar unos .cuantos metros de donde esta9an y los cubrieron con ramas y hojas. Durante los quince días que estuvieron en la selva, a pesar del buen humor de Marcano, sostenido por el P. Baltazar, como él mismo lo manifestó Heno de agradecimiento al llegar a Tumeremo, sufrieron lo que nadie puede imaginar. Tenían que racionarse con los pocos víveres que tenían, arriba descritos; la esperanza de ser liberados que cada día les iba faltando pues, a pesar de los ruidos. que les parecía haber oído, jamás vieron un avión en lo que los árboles les permitían ver del cielo. Los cadáveres de los compañeros 11. unos 20 metros de distancia, las ropas que la humedad les iba pudriendo y sobre todo, el lrumachí picante que les hacía beber agua y los sostenía, se estaba acabando. Cada día dormían peor y la debilidad iba amorteciendo las energías poco a poco. 142

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