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caso de enfermedad, y darles mis más expresivas gracias en nombre del país, por el que llevan a cabo con tantos sacrificios. Y quiero también que los habitantes del Territorio, testigos de tanto heroísmo, se unan conmigo en el agradecimiento. Como toda obra de Dios, la Misión seguirá cosechando copiosos frutos y el enemigo de todo bien séguirá suscitando calumnias y volverán nuevas persecuciones y nuevos enemigos ocuparán el. lugar de los pasados; pero Dios seguirá dando ánimo a los Misioneros a.fin de que hagan el inmenso bien de sacar de las sombras del salvajismo a estos pobres indios que por sfpropiosjamás serán capaces de llegar al conocimiento de la verdad, del Dios verdadero. Apenas llegamos a Upata, el 22 de abril de 1937, al día. siguiente, viernes en la tarde, tuve noticias vagas sobre el avión que había ido a Santa Elena. Una persona de toda confianza y de toda garantía, me dijo: -El avión se perdió,· ya hay telegra– mas muy alarmantes, pero como es secreto telegráfico, no diga nada si no es a Monseñor. Me enteré más a fondo y como sabíamos que el P. Balta.zar venía en él, yo temí les habría sucedido algo malo. El sábado, ya comenzaron a pasar aviones · por encima de Upata y por la misma fuente me enteré que nada se sabía del avión que ha debido estar el viemes a las 10 am. en Tumeremo. Al parecer, Monseñor no le daba mucho CJédito ni tenía mucha fe en estas informaciones. Me mandó a preguntar oficialmente al telegrafista y éste me contestó que nada se sabía con certeza. El Superior Regular creía que el P. Balta.zar no había volado en ese avión. Domingo, lunes y martes sigúientes, los pasamos en la misma incertidumbre, y así seguimos hasta el miércoles. Ese día llegó el informe completo de que tres supervivientes habían llegado a El Dorado: el copiloto, el radiotelegrafista y un pasajero, dando informes algo fantásticos sobre el accidente. El jueves siguiente, fuimos, de acuerdo con Monseñor, el M.R. Superior Regular y un servidor a Tumeremo y en El Callao, un comerciante amigo me dijo: -Yo., vestido de cualquier manera y sin que se diera importancia a mi persona, escuché varias conversaciones de los que llegaron y me convencí de que no dicen la verdad. Parece que ciertament(f hay un muerto y varios . heridos, pero estos hombres llenos de miedo, se contradicen a cada paso y debieron quedar mal heridos casi todos. Como era 139

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