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CALUMNIAS A LOS MISIONEROS Desde el principio de la jefatura de Casado comenzaron Julio, Peña y Casado, a hablar mal de la Misión. Entre los indios, fácilmente se les hace decir lo que uno quiere que digan. Pero, persuadirles y convencerles de que son malos los Misio– neros, eso, no lo consigue nadie y la razón es obvia: nadie como el indio conoce la vida íntima de los misioneros y de los criollos que a su tierra llegan. El indio es sumamente observa– dor de la vida de cuantos llegan allá. Su inteligencia, lejos de estar atrofiada en la vida ordinaria y en los actos que el hombre y la mujer ejercitan durante el día y la noche, tiene una perspi– cacia mucho mayor que el hombre civilit.ado. Su curiosidad es grande, ya por ver si esos hombres· son distintos a ellos o no; ya por el deseo de contar cosas raras, a sus parientes. En su lenguaje son habladores sempiternos y saben hacerse sumamente interesantes en la conversación. No es raro que un indio esté dos o tres horas seguidas hablando, sin que los demás le interrumpan; tal es el interés y fa forma elegante de conversar y la avidez con que se lés escucha. Además, su oído.es finísimo y tienen la costumbre de hablar poniéndose de espalda ante aquellos a quienes dirige la palabra, o mirando para todas partes menos a éstos. Ellos escuchan todas las conversaciones por muy bajo que se hable; y su oído finísi– mo percibe los más imperceptibles ruidos y sabe qué cosa es. la ' que los produce. Se añade a esto que el indio caribe no tiene secretos para su familia ni sus parientes y lo que sabe un indio, lo saben todos, a no ser la venganza que haya ejecutado, si es entre sus parien– tes. Aun esto, cuando están ebrios, lo dicen. Entre las indias hay la misma curiosidad y la misma franqueza para contarse todo unas a otras. Pero, como los indios son ordinariamente delicados y hasta celosos, saben muy bien ocultarles aquello que les puede causar o acarrear gtave disgusto. Al caminar por el bosque, el indio sabe si cualquier ruido extraño es producido por el viento, por una rama que cae, un pájaro que ha volado -y sabe que clase de pájaro ha sido-; si es 131