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VIAJE DEL PADRE BALTASAR A URIMAN El P. Baltazar había ido en viaje a ver si podía llegar al Parawa. Le busqué indios de confianza y mandé delante dos cajas llenlls de corotos con bastante mercancía, para poder llegar al Parawa. Le advertí que hasta pasar Tiricá, no le convenía enseñar los corotos, pues los indios se los podían sacar en Wonkén. Pero los de Wonkén, que sabían por los chicos de casa cuántas cosas iban en las cajas, se valieron de mañas para que abriera las cajas y cuando llegó por Tiricá a Urimán, ya no le quedaba apenas con qué volver. Hizo un viaje de Wonkén hasta Luepa y se volvió por el carnino de Arautamerú. En este viaje pasó por Kamá por encima de una cascabel, que milagro– samente no le mordió. El indio que vio a la culebra tirarlé la picada, no se persua– día de que no le había mordido. Estos ofidios abundan muchísi– mo en toda la sabana; con palo y a tiro. maté no menos de 30, y casi todas grandes. Ellas apoyan !aparte posterior, vecina a la cola o maraca, en el suelo; agitan ésta y se estiran para morder, poco más de 50 centímetros que es el largo que alcan– zan, pues miden unos 90 centímetros, y siempre una pequeña rosca queda fija en el suelo, aparte de la'"maraca que levanta y hace sonar cuando está brava. Ellas nos mataron varios caballos y mulos de estimación. 128

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