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palabra compuesta de pan (sal) y parú (muchísima agua). En el mar y en los puertos pescaban y se admiraban de lo grande de los peces que les gustaban mucho. El 12 de junio amanecimos en Jwm Griego y en autobt1s fuimos al Notte, donde nos retuvo el venerable P. V'8quez, a quien yo había conocido en Valencia. Nos hizo visitar a la Virgen del Valle y Podamar. Como tenía muchísimos conoci– dos, nos obsequiaron grandemente y el día 13 hice diikono en WJa misa concurridísima, el día de San Antonio, en Jwm Grie– ·go, predicando en ella. En la noche, con cantidad de regalos que nos. sirvieron de mucho en los dos días de viaje, salimos para Cumaná y con nosotros se fue lm gnipo dejóvenes ju¡ado– res de béisbol. Procuré que los niños no escucharan sus con– versaciones y se durmieron pronto. Me acosté al lado de ellos sobre cubierta y lmOS cuatro de los mayores comenzaron a decir vulgaridades y obscenidades inaguantables, apesar de estar una o dos mujeres cerca. ' Me senté y les dije que suponía lo décían para que me enojara y tener ocasión de hacerme alguna maldad. -Si ustedes son hom.bres de valor, como lo quieren dem!}strar con tales procacidades, arrójenme al mar. Prefiero sumergirme en él antes que o(r semejante lenguaje... Se callaron cual si no tuvieran lengua y pudimos dormir tranquilos el resto de la noche. Llegamos a La Guaira y, como íbamos en barco de vela, no fue posible desembarcar hasta después de medio día. En Cara– cas causaron la misma impresión que en Upata y durante el viaje lo educados, modositos y fa devoción con que ayudaban a misa, hacía que la gente quedara sorprendida cuando decíamos que eran indios criados en la selva. En jlmio se .cumplían los 2S años de taber cantado mi primera misa en León, en 1909, y esperaba celebrarla en Caracas, donde tenía conocidos y hacer algo útil iít la Misión. Al Uegar y ver el ambiente de la inolvidable Iglesia de Las Merce– des, y recibir las visitas de muchas personas conocidas, junta– mente con la impresión favorable de los indios, no era de extrañar una ilusión semejante, a más de no haber hecho hasta entonces ni propaganda alguna en favor de esta Misión. Esco¡í el día 29, pues creo que fa celebramos en esa misma f~ha, cinoo capuchinos en León; pero, realmente, pasó casi desaperci- 116
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