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quien marchaba para España, vía Manaós, como antes indiqué. Tuvo que detenerse el P. Cesáreo más de lo debido, porque le dio fiebre, pero con ocho días ·de hospitalización, quedó completamente bueno. A Fray Patricio lo mandé con 16 muchachos para el hato y yo quedé solo con los enfermos y dos que habían pasado el sarampión, para curarlos, pero a. los dos les dio, aun cuando con·menos intensidad. Tuvimos varios casos muy graves, pero los de la Misión se salvaron todos. A los ocho días de mi conversación con Salaz.ar, me mandó Ron Pedrique -:médico de la comisión de límites que estaba en casa de Peña-, una tarjetica diciendo: -Salazar está con sarampión, pero es-poca cosa y tiene una naturaleza privi– legiada. -De todos modos -le contesté- cuídelo mucho, pues Dios sabe lo que pueda suceder. Le dije esto, porque el indio más civilizado que encontramos en la Gran Sabana, llamado Joaquín, que era el guía intelectual de todos los indios de Acurimá, no menos fuerte y robusto que Salaz.ar y que había declarado la guerra a muerte a la Misión, se fue a ver a sus amigos los adventistas a la. Guayana Inglesa y una brevísima calentura lo llevó al sepulcro. A los dos días me mandó una nueva tarjetica anunciándo– me que José Salaz.ar había muerto. Como éste estaba bautizado, cogí los óleos y salí apresuradamente para Acurimá y lo encon– tré expirando. Había dos niños moribundos: uno de 7 años y otro de pecho. Les puse los óleos, le hice los oficios de sepultu– ra y, entre Pedro y yo cavamos la fosa en el arenal donde enterraban a· sus muertos. Cogí por una punta el chinchorro donde.estaba el cadáver; la mujer y el hijo lo agarraron por la otra punta y, medio arrastrándolo, lo llevamos a enterrar. ¿Qué se había hecho de los ochenta indios que vivían en Acurimá? Cuando el piache dijo que la enfermedad de José era obra de Canaima, todos ·1os de Acurimá se fueron, quedando sola la mujer con él. Por miedo a Canaima, los indios se habían ido de donde había más de 12 chozas, algunas grandes y buenas. La mujer de José también cogió sus bártulos o corotos y se fue para Mara-Motá; y yo me llevé a Pedro, que ya tenía síntomas de sarampión, para cuidarlo junto con los otros enfermos. no

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