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EL REAL CONVENTO bE EL PARDO 99 debía prestarle obediencia siempre que como señor y protector mandara algo y defendiera las sagrados cánones, como en el caso presente, siendo así que el P. General había sido mal informado. Los términos de la disputa revelan lo resbaladizo del conflicto cada vez más agudo entre las dos potestades. Y escudarse con el pretexto de que las legítimas autoridades eclesiásticas no han sido suficientemente informadas, puede ser una concesión muy peligrosa a la autoridad civil. Se desconoce o niega todo deslinde en el ámbito jurisdiccional. La entrevista terminó con un éxito francamente negativo. Unos y otros se persuadieron que la balanza se inclinaría hacia donde el rey quisiera y con sendos memoriales se dirigieron a él exponidendo los respectivos puntos de vista. Por su parte el primer definidor P. Fermoselle, deseando apaciguar los ánimos, y conociendo la actitud nada benévola de la corte, creyó oportuno acudir confidencialmente al P. General para rogarle que modifi– cara la decisión tomada con su carta del 6 de julio. Es sintomático que hiciera este recurso a la curia por medio de la embajada. El contenido del recurso apenas se vislumbra a través de un frag– mento de la confidencial de Roda al conde de Floridablanca: << Remito esa carta del P. Fermoselle, Definidor de los Capuchinos, para su General sobre asuntos del convento del Pardo. Va abierta para que la vea antes de entregarla, y después de enterado de su contexto puede remitirla con seguridad a su destino. En virtud del Breve que el Rey obtuvo de Clemente XIV mandó en las Provincias de España su observancia en todo lo ordenado por el P. Colindres. Donde más dificultades se han puesto es en la co– munidad del Pardo, y este Guardián actual con licencia del Defi– nitorio, acuerdo del Rey y dictamen del Arzobispo Confesor ha establecido la perfecta vida común. Como los pocos de buena y sana doctrina han perdido el Capítulo General, los victoriosos han sacado del General nuevo la orden que verá contra el Guardián; pero el Rey lo sostendrá, y sería mejor que el mismo General reformase su orden para evitar empeños » 24 5. 24 5 Carta de Roda al conde de Floridablanca, 15 agosto de 1775: Arch.Emb., leg.. 440, Refiriéndose a esta carta escribía en otra confidencial del 19 de septiembre al mismo ernbajádor: « Ya escribí a Su Merced de oficio sobre el asunto del Guardián del Pardo, en que está el Rey rnui empeñado; y me alegraré que haia prevenido al General de los Capuchinos, corno me ofrece, con motivo de entregarle la carta del' P. Fermoselle. El P. Valdigna escribe de Valencia mui satisfecho de Su Merced y mui sentido del modo de pensar de los frailes en los asuntos de religiosidad y doctrina. En todas las Provincias son pocos los que piensan bien, y perseguidos los que promueven la buena moral y la perfecta vida común. Seguían las máximas jesuíticas y las tienen tan arraigadas, que es difícil enderezarlos» (Arch.Emb.,. leg. 440). .

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