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86 CONVENTOS DE PERFECTA VIDA COMÚN nombramiento fue fatal para el desarrollo del establecimiento de la vida común, pues el P. Alcabón no aprobaba aquella « no– vedad ». También era contrario uno de los definidores, el P. Fidel de Plasencia, quien escribió un memorial para combatirlo, esfor– zándose por demostrar que era ilícito 2 º 5 • De esta opinión partici– paban asimismo algunos padres graduados, quienes lo atacaban en su raiz y razón jurídica, sosteniendo que no era incumbencia del provincial, y mucho menos del superior local, introducir se– mejantes innovaciones en la disciplina conventual. Y se llegó hasta amenazar con la destitución al guardián. Pero el P. Zamora no combatía solo la batalla. El P. Fran– dsco de Villalpando, que contaba con influyentes amigos en la corte de Madrid 2° 6 , « con una docta refutación» rebatió los ar– gumentos del citado memorial del P. Plasencia, haciendo la apología del establecimiento 2 º 1 • Además, el P. Fermoselle no se contentó con acudir al confesor del rey 2 º8, sino que se dirigió también al ministro de Gracia y Justicia, Manuel de Roda, expo– niéndole el asunto detalladamente y pidiendo su colaboración. Por último, el guardián envió personalmente al rey un informe pormenorizado, en el que relataba el origen, la amplitud, la finalidad y los fundamentos del establecimiento, haciendo resaltar su conformidad con la disciplina vigente y con las normas tra– zadas por el P. Colindres. Como se ve, la controversia rebasaba gía » (cf. Erario divino, 244). No conocemos la fecha de su nombramiento de cali– ficador de la Suprema, pero ciertamente ya lo era antes del 1 de julio de 1762. Una y otra noticia la recabamos de su aprobación del libro del capuchino Félix Andrés de Barcelona: Método de la hermosa dilección y since1·a dwJoción hacia la Inmaculada Virgen María, Barcelona 1762. La censura lleva la fecha: « Convento de Capuchinos ,del SS. Christo de la Paciencia desta Corte de Madrid "- 1 de julio de 1762 ». Se ignora el lugar y el tiempo de la muerte de este religios:i, que aparecerá repetidas veces en las páginas siguientes. Cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, Necrologio, 211; Erario divino, passim en las tablas capitulares (1746-177{•. 2o5 Aunque el P. Zamora en su Manifiesto historial no da el nombre del definidor que redactó el memorial, creemos que se trata del P. Fidel, figura cierta– mente relevante en la vida de la provincia (cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, Necro– logio, 166), más bien que del cuarto definidor P. Joaquín ce Soria (cf. ibid., 67). 20s Gozó de la amistad del conde de Floridablanca, que le tenía por confi– ,dente y consejero; y también del conde de Aranda, qden al reaparecer en las esferas del gobierno en 1792 tomó su defensa ante la Inquisición. Cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, Un capítulo de la hist01·ia de la filosofía en España. La obra filosófica del capuchino P. Francisco de Villalpando, en Estud.Frano. 49(1948) 56-78. 379-389; Idem, Necrologio, 32s; l\lIELCHIOR A POBLADURA, S. Petrus de Alcántara studiorum dux et exempla1·. Ex praelectionibus philosophicis Francisci a Villapando, en Coll.Franc. 32 (1962) 434-444. 207 Cf. Manifiesto historial, f.34. Se desconoce el ~exto de la «refutación». 208 Era el conocido P. Eleta, de quien ya se ha hablado más arriba, nota 109.

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