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84 CONVENTOS DE PERFECTA VIDA CCMÚN card. Luis Fernández de Córdoba 198 , quien lo escogió por confesor, lo nombró juez de concurso y le encargó ]as misiones anuales en la santa iglesia catedral1 99 • En una fecha imprecisada - pro– bablemente en el último trimestre de 1771 - regresó a Toro, dedicándose con entusiasmo al ejercicio favorito de las misiones. Mas como quiera que su quebrantada salud no le permitía so– brellevar los rigores de la observancia de aquella comunidad, a que la lógica intransigente de su ánimo esforzado le impulsaba, expuso al prelado provincial su situación. Y El provincial P. Agus– tín de Toledo le aconsejó que tomara la iniciativa de pedir el traslado, como efectivamente lo hizo y fue destinado al convento de Esquivias, sin renunciar a los planes que había concebido de dar nuevo impulso a la observancia regular. En octubre de 1774 se celebró el capítulo provincial, y el P. Zamora fue nombrado guardián del Real convento de El Pardo. Su primer encuentro con aquella comunidad no pudo ser más satisfactorio ni más agradable. Reinaba la paz entre sus morado– res y la observancia regular estaba en pleno vigor. Por otra parte sus primeras actuaciones le conquistaron la simpatía y benevolencia de los súbditos. Alentado y sostenido por un am– biente tan favorable, creyó que había llegado el momento tan deseado de implantar allí el plan de renovación propuesto diez años antes al P. Colindres. Pero la experiencia le había ense– ñado a evitar la precipitación en las decisiones. Y para no obrar de ligero, determinó consultarse antes con los superiores pro– vinciales, tanto más que estaba seguro de que favorecían sus ideales, pues habían participado activamente al establecimiento de los Seminarios. El ministro provincial era el P. Fidel de Santurce, su amigo y admirador; y formaban parte del definitorio los padres Isidoro de Fermoselle, que con su prestigio y autoridad había contribuido a consolidar la institución toresana; y Fausti– no de La Nava, religioso docto y muy piadoso 200 • Asesorado y estimulado por la competente autoridad y soste– nido por sus amigos de la corte madrileña, el P. Zamora preparó 198 Había sido nombrado en 1755 y falleció el 26 de marzo de 1771; fue enterrado en la iglesia de las Capuchinas de la ciudad. Cf. R. RITZLER-P. SEFRIN, Hierarchia catholica VI, 17. 410. 199 Cf. Manijiesto historial, f.61. 20 ° Cf. Erario divino de la sagrada Religión de los Frailes Menores Capuchinos en la Provincia de Castilla, ed. BUENAVENTURA DE CIUDAD RODRIGO, 0.F.M.Cap., Sala– manca 1909, 243s.

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