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52 SEMINARIOS DE MISIONEROS El P. Fidel de Los Arcos debió salir de Madrid a fines de octubre o principios de noviembre 118 para participar al capítulo general convocado en Roma para mayo del año siguiente. Según las normas constitucionales, durante su ausencia gobernaba la provincia un vicario con plenos poderes. Y fue designado el expro– vincial P. Manuel de La Calzada, que, si bien en alguna ocasión había demostrado poca simpatía al P. Zamora 119 , ahora apoyaba incondicionalmente la obra por él iniciada. La prueba de este aserto la tenemos en el hecho de que, sirviéndose de su legítima autori– dad en ausencia del prelado provincial, acudió al rey solicitando una recomendación que facilitara la deseada aprobación pontifi– cia de los estatutos. El 2 de febrero de 1768 Manuel de Roda escribía desde El Pardo al embajador Azpuru: « Y haviendo recurrido ahora a S.M. e~ Vicario Provincial de Capuchinos de las dos Castillas, Fr. Manuel de la Calzada, con igual solicitud [antes había hablado de la del Seminario de Sanlúcar] a la antecedente por el convento de la ciudad de Toro, en que el Venerable P 0 • Colindres formó un Seminario de Misioneros semejante al de San Lucar con las más oportunas ordenaciones, cuia subsistencia y confirmación desea S.M. por el bien que considera ha de resultar a la Religión y el Estado, me manda S.M. encargue a V.S. de su Real Orden pase V.S. con Su Santidad y Ministros Pontificios y con el Definitorio General de la Orden en nombre de S.M. los mismos efi– caces oficios, para que tenga el debido cumplimiento lo que dispuso el difunto P 0 • General Fr. Pablo de Colindres, c:iia conducta y memoria son a S.M. muy respetables » 120 • Azpuru acusaba recibo en su despacho del 25 de febrero, pero advertía al ministro que, estando pendiente de la respuesta oficial a la solicitud ya presentada en nombre del Seminario de Sanlúcar, « hasta ver las resultas de este oficio y la res)lución de dicha instan– cia, que dará regla para la del convento de Toro, se suspenderá ésta ns Puesto que el viaje debía hacerse a pie, los capitulares lo emprendían con mucha anticipación. Conocemos el itinerario del provincic.l de Navarra, P. Francisco de Rincón, que salió de Fuenterrabía el 4 de noviembre y se encontró con el P. Fidel de Los Arcos en Campagnano de Roma el 28 de marzo de 1768, entrando juntos en la Ciudad Eterna al día sig·uiente. Cf. CELESTlNO DE AÑORBE, La. anti.qua provincia capuchina de Navarra I, 345ss. 119 Véase más arriba. 120 Arch.Emb., leg. 217, n.14. El 21 de octubre de 1768 sucedía al P. Fidel de Los Arcos y a principios de 1770 pidió al Rey la confi:-mación de las ordenaciones provinciales promulgadas por el P. Colindres. En la presentación de la solicitud se lee: « Que haviendo visto el efectivo fruto de observancia regular, que en el Semi– nario de Toro producen las particulares constituciones que para él ordenó N.V.P. Fr. Pablo de Colindres, como a fin de impetrar la Bula confirmatoria de ellas tiene expuesto a V.M.» (APCC, Manifiesto historial, f.61rv).

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