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APROBACIÓN PONTIFICIA 49 Ha entendido ahora S.M. con disgusto que quando comenzaba esta tan loable resolución a producir los efectos que se prometió dicho P. General, intenta V.R. alterarlos, y para esto, contravinien– do a las Ordenaciones, sacar de aquella familia contra su voluntad y de la comunidad a Fr. Miguel de Torruvia 112 , queriendo poner otro sin el preciso consentimiento della, negando a otros Religiosos la ovediencia que determinadamente han pedido a V.R. con apro– bación de el Guardián y comunidad de dicho convento, con cuia providencia no solo altera, sí también destruie V.R. totalmente obra tan santa, que le debiera ser mui recomendable, como notoriamente útil, y producida por un General tan religioso. En estas circunstancias, deseando S.M. no se altere ni innove en las expresadas Ordenaciones ínterin y hasta tanto que por la Definición General se aprueben y confirmen, me ha mandado ma– nifieste así a V.R., y que sería mui de su Real desagrado se innove en lo dispuesto por dicho P. General Fr. Pablo de Colindres, cuias acciones son para Su Magestad mui respetables. Lo que prevengo a V.R. para su inteligencia, y que procure conformarse sobre este punto con las intenciones de S.M. sobreseiendo en la remisión de dicho Religioso y concediendo las obediencias que se le piden con arreglo a las expresadas Ordenaciones, dándome aviso pronto de el recivo de esta y su cumplimiento. Dios guarde a V.R. muchos años. Madrid, 10 de noviembre de 1766. El Conde Aranda. Si la personal intervención del presidente del Consejo de Castilla en el asunto no fue del agrado del P. Fidel de Los Ar– cos, tampoco lo fue el tono nada conciliador empleado en su carta. Ni una ni otro le hicieron concebir halagüeñas esperanzas para el porvenir. Pero si aún se ilusionaba con el buen logro de sus designios, porque no admitía la obligación de acomodarse en su gobierno a la directivas dictadas por la potestad civil, debió darse por vencido cuando, al mes siguiente, recibió una comunicación de los superiores de Roma. El vicario general, P. José María de Savorgnano, con su definitorio había tomado en consideración ,el memorial enviado por el P. Zamora avalado por la firma de sus consejeros; y el 18 de diciembre enviaba su dictamen di– rectamente al provincial de Castilla. Ante todo hace un cumplido elogio de las ordenaciones y de su autor, y aun del establecimiento en sí mismo, que desea ver extendido por todas las provincias de 11 2 Había tomado el hábito en Salamanca el 7 de noviembre de 1760; luego ,es muy probable que residiera en Toro para prestar sus servicios y no como miem– bro fijo de la comunidad. Vivia aun en 1808; pero se ignora la fecha de su muerte. ,Cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, Necrologio, 244.

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