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APROBACIÓN PONTIFICIA 43 ,despertara las conciencias aletargadas, atrayéndolas a métas más ,elevadas de religiosidad y apostolado 96 • Pero es notorio que los grandes ideales tropiezan casi siempre con obstáculos humana– mente insuperables y que con harta frecuencia pierden sus per– files al choque con los contornos ásperos de las realidades en que han de sobrevivir. La muerte prematura le ahorró la tristeza de contemplar las nubes que comenzaban a cernerse amenazadoras sobre su obra apenas esbozada; y también la amargura de compro– bar que si el grano, por él arrojado en el surco de la vida ca– puchina, sobrevivía produciendo, si no todo, al menos algún fruto, ,ello se debería no a la comprensión de superiores y súbditos, sino al celo interesado e hipócrita de los políticos, que por fines rastreros y sobradamente humanos sostuvieron aquella noble causa e hicieron triunfar el impulso renovador de algunas almas ,entusiastas y generosas. C. - APROBACIÓN PONTIFICIA Con el fin de allanar las dificultades que seguramente entor– percerían la marcha de los recién fundados Seminarios, y de re– solver auténticamente, y sin pérdida de tiempo, las posibles controversias, el P. Colindres aconsejó a sus colaboradores que se dirigieran a él 97 • Aun más, no satisfecho con esta medida pru– dencial, que perdería su eficacia al cesar en el oficio si su sucesor 96 « Aun busca mayor esfera su zelo; y no contento con esta providencia [los Seminarios fundados], concibe un plan útil para todas las Religiones. Entiende ,que es precisa la decadencia de su observancia, como la de las otras cosas humanas; moralmente imposible la reforma de todos sus individuos, y arriesgado hacerlos entrar con violencia en el rigor, como ocasión de mayores inconvenientes. Conoce, ·por otra parte, que no hay provincia en ninguna Religión, donde no haya algunos deseosos de más exacta observancia; y para que éstos pongan en execución sus deseos, dice a sus secretarios que, si Dios lo dexa volver a Roma, propondrá al Papa, como medio muy, oportuno, mande que en cada capítulo provincial de las ·Ordenes Religiosas se ofrezcan a los que aspiren a más rigurosa disciplina uno, dos o más conventos, según su número. Lo que dispuesto y executado perpetua– mente en todos los capítulos, movería sin duda a otros a imitarlos; y con esta providencia era cierta la reforma de muchos, y en lo sucesivo muy verosímil la •de todos. Proyecto que frustró su muerte, pero, sin embargo, acredita su zelo y es digno de pasarlo a la posteridad» (LAMBERTO DE ZARAGOZA, Elogio, 36s). 97 De hecho la correspondencia con sus colaboradores jalonaba el itinerario de la visita a través de Europa. He aquí algunas fechas: a) Cartas a Sanlúcar: Madrid, 15 junio 1764; Mataró, 30 noviembre; París, 18 marzo 1765; Tournai, 6 )ulio; Amberes, 2 agosto; b) Cartas a Monóvar: Zaragoza, 3 agosto 1764. Esta carta termina con las siguientes palabras: « Et si responsione sibi non satisfieri iudicaverit, ad Ministrum generalem scribat, qui facta inquisitione, quod expedierit, providebit » (Bullarium cit., 30; cf. 22-23);, e) Cartas al P. Zamora (Toro): Valen– •cia, 10 mayo 1764; Aranjuez, 3 junio; Zaragoza, 2 agosto; Koblenz, 3 noviembre 1765; Maguncia, 16 y 19 noviembre; Jihlava (Iglau), 16 marzo 1766. Cf. Bullarium cit., 35, y Manifiesto historial, passim.

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