BCCCAP00000000000000000000904

42 SEMINARIOS DE MISIONEROS atreviéndose a predicar a los demás cosa a~guna que antes Cristo no la hubiera obrado en él » 93 • Todos los estatutos urgen a los predicadores la obligación de no permanecer fuera de los Seminarios sino el tiempo impres– cindible para cumplir su misión, y de regresar cuanto antes a la soledad del claustro a fin de dedicarse de nuevo a la vida de oración y regular observancia. Y para dar más vigor a esta exhortación y encarecer su importancia, se les recuerda el ejem– plo de san Francisco y las normas constitucionales 04 • Efectiva– mente, las constituciones prescribían indistintamente a todos los predicadores la necesidad de retirarse a la soledad para caldear su espíritu en las verdades y en los misterios que debían formar como la quintaesencia de la predicación capuchina: « Y para que, predicando a otros, no se pierdan ellos, dejen [los predicadores J de vez en cuando el bullicio de los pueblos y vuélvanse a la soledad, donde con el dulcísimo Salvador suban al monte de la santa oración y contemplación, y en él estén hasta que, llenos de Dios, el ímpetu del Espíritu Santo los mueva a derramar de nuevo sobre el mundo la gracia divina, procurando inflamarse como serafines en el divino amor para que, estando ellos bien encendidos y abrasados, enciendan y abrasen a los demás... Por esto, acabada la predicación, cuiden los predicadores de regresar cuanto antes a su convento, si no se ven detenidos de grave y urgente necesidad; para que por la demasiada familiaridad y t:'."ato con los seglares no se malogre el fruto de la predicación, ni se menoscabe la reputación y autoridad de su ministerio, ni sufra detrimento su espíritu reli– gioso y sacerdotal, con desdoro de nuestro hábito » 95 • Nos ha parecido oportuno insistir en Estas enseñanzas para justipreciar mejor la :finalidad de los Seminarios y su entronque con la tradición en un período en que la elocuencia sagrada dejaba bastante que desear. No se eche en olvido que uno de sus móviles principales fue el oponerse a los abusos de la predicación ,evangélica. El P. Colindres se había forjado la iL1sión al proponer las normas estatutarias de los Seminarios de Misioneros que éstos obrarían como una cuña que silenciosa y vitalmente penetrara en el organismo vivo de las provincias, revalorizando la observancia regular, o, cuando menos, como un faro de luz que iluminara y 93 Gonstitutiones Fratrum Minorum S. Francisci Gapuccinorum anni 1643, '.98s, n.xv. 94 Cf. Bullariilm cit., 21a (Sanlúcar), 27b (Monóvar), 33b (Toro). 95 Gonstitutiones cit., 100s, n.XIX.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz