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28 SEMINARIOS DE MISIONEROS dores y en parte lo obtuvieron - ante el obispo Isidro Alonso Cabanillas, que desde 1755 regía la diócesis zamorana 61 • El P. Juan escribió al P. Colindres comunicándole compla– cido y entusiasmado las últimas noticias; pero éste, que conocía su temperamento ardiente e impetuoso y preveía las dificultades con que iba a tropezar, el 3 de noviembre le contestaba desde Koblenz felicitándole por el feliz logro de sus aspiraciones, pero aconsejándole moderación y prudencia sobre todo en lo refe– rente a la práctica de la pobreza. El 16 del mismo mes le comu– nicaba desde Maguncia que enviaría los estatutos directamente al provincial de Castilla para recalcar más y más que el Semina– rio interesaba a toda la provincia. Y, en efecto, con la promul– gación de las ordenaciones, firmadas el 19 de noviembre de 1765 en Maguncia, el Seminario de Misioneros de la ciudad de Toro quedaba jurídicamente erigido con una fisonomía propia dentro del ente moral de la provincia. Sin embargo, en la práctica había comenzado a existir a fines de octubre, cuando llegó a aquel con– vento el P. Juan de Zamora con sus primeros colaboradores, los PP. Eugenio de Sieteiglesias, Isidoro de Fermoselle y un her– mano lego. Los capuchinos se habían instalado en el otoño de 1619 en la ciudad de Toro junto a la ermita de Nuestra Señora de la Vega; pero muy pronto los corregidores de la ciudad, que deseaban servirse « de gente de tan santa vida y buen ejemplo», les ce– dieron junto a las murallas la ermita de San Roque y allí se establecieron definitivamente. El convento quedaba emplazado fue– ra del bullicio de la ciudad, pero suficientemente cerca para que los fieles pudieran aprovecharse « de la vida, doctrina y ejemplo de tan ejemplares y santos religiosos » 62 ; en « una de las vegas más deliciosas y celebradas por sus varias y exquisitas frutas, la cual cubierta a menudo por la niebla parece convertirse en ancho mar en que flotan las lomas y los árboles, como esquifes » 63 • Este convento toresano sirvió en más de una ocasión de noviciado y con más frecuencia de « profesorio » o seminario de «nuevos», en el que los recién profesos continuaban su formación espiritual y religiosa antes de ser destinados al estudio de la filosofía y teo~ 61 Murió, siendo aún obispo de Zamora, el 9 de noviembre de 1766 y le sucedió don Antonio Jorge Galván, quien tomó posesión de la mitra el 24 de junio de 1767. Cf. Cesáreo FERNÁNDEZ DURO, Memorias históricas de Zamora, su provincia y obispado IV, Madrid 1883, 238 6 2 Así se lee en una carta de los regidores de la ciudad fechada el 15 de no– viembre de 1619. Cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, La provincia, 100-103. 6 3 José M. QUADRADO, España. Sus monumentos y artes, su naturaleza e histo– ria: Valladolid-Palencia y Zamora, Barcelona 1885, 627.

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