BCCCAP00000000000000000000904

26 SEMINARIOS DE MISIONEROS nimiedad » de las prescripciones que contenía. Por su parte había puesto ya en marcha, con fundadas esperanzas de éxito, los Se– minarios de Sanlúcar y Monóvar y pensaba que bastaría aplicar las ordenaciones ya promulgadas, modificándolas ligeramente, si era necesario, a este tercer Seminario. Así se lo comunicaba a su colaborador, recordándole al mismo tiempo que, como condición previa, era imprescindible la adhesión de d:.ez o doce sacerdotes y de cuatro o cinco hermanos legos, antes de establecer jurídi– camente la comunidad en Jadraque, pues él estaba convencido de que este era el convento más indicado 54 • Por lo demás, era inútil y podía ser perjudicial prolongar por más tiempo este forcejeo de opiniones y proyectos. Se imponía llegar cuanto antes a una solución concreta y definitiva y redactar de común acuerdo los estatutos. Con este fin le escribe desde Aranjuez el 3 de junio para que se traslade a Madrid, en donde iba a presidir la con– gregación intermedia 55 • Y en la Capital estudiaron detenidamente el problema. A todos era manifiesta la benevolencia y simpatía con que el P. General distinguía al P. Zamora con el que tenía frecuentes y prolongadas entrevistas, si bien el objeto de las mismas no era del dominio público. Y como quiera que aún subsistían algunas dificultades, para no precipitar las decisiones y con miras a un futuro no lejano, el P. Colindres propuso al definitorio que nom– brara superior de Toledo al P. Zamora y obligó a éste a aceptar el oficio 5 ª. El amor a la soledad y a la más estrecha observancia seguía atrayéndolo irresistiblemente y así reiteró al P. General 1a súplica de retirarse a un convento aislado, dedicado a la vida reformada y apostólica. El 2 de agosto le ccntestaba que todavía no había llegado el momento de establecer el Seminario y que en todo caso debía ser él su primer superior con la obligación de im- 5 4 Es la última vez que los documentos hablan de Jadraque como posible sede .del Seminario. No hemos podido averiguar cuándo y quién fue el primero a orien• tarse hacia el convento de Toro. Véase nota 57. 55 Había sido convocada para el 15 de junio, pero luego hubo de retrasarse hasta el día 22 para que el P. General pudiera presidirla. Cf. [BUENAVENTURA DE CIUDAD RODRIGO], Docurnentos para la crónica, 227. La estancia del P. Colindres en Madrid y sus alrededores se prolongó hasta mediados de agosto. El 8 de julio desde Alcalá de Henares comunicaba al Nuncio de Su Santidl'.d en Madrid las primeras impresiones de la misión confiada en Méjico al P. Fran~isco de Ajofrín (cf. Arch. Prop.Fide, Congressi. Arnerica centrale I, 389ss). El 28 de agosto hacía su entrada oficial en la provincia de Navarra (cf. CELESTINO DE AÑORBE, La antigua provin– cia, 339). 56 Muy pronto conquistó la estima y aprecio de los religiosos y de los seglares. Al hacer la visita al convento el provincial P. Manuel e.e La Calzada, que no con– ,dividía los ideales del P. Zamora, un religioso salió en su defensa con estas pala– bras: « Que si no iba al cielo, no hallaría un hombre como su prelado » (APCC, Manifiesto historial, 8).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz