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16 SEMINARIOS DE MISIONEROS preámbulo, le presentó la renuncia a la voz activa y pasiva en todas las elecciones para evitar los « fundadísimos escrúpulos» que le procuraba el estado actual de la vida común 25 • Al P. Colin– dres no le desagradaban estos entusiasmos ~uveniles y alabó tan nobles aspiraciones; pero le aconsejó serenidad y calma, y sobre todo, que no tomara resoluciones definitivas, puesto que uno de los puntos fundamentales de su gobierno era la restauración, donde fuera necesario, y el florecimiento en todas partes de la más perfecta vida común. Añadió que se trataba de una empresa nada fácil y que la más elemental prudencia aconsejaba proceder paulatinamente para prevenir o superar las resistencias y opo– siciones que no habían de faltar. Ante esta actitud prudente y dilatoria, el P. Zamora replegó sobre una solución de compromiso : puesto que no era factible ni aconsejable por el momento la postura radical, que hubiera deseado, solicitó que se le autorizara a retirarse con un compa– ñero a un convento de su libre elección para vivir por su cuenta en conformidad absoluta con sus compromisos religiosos y dedi– cado de lleno a las misiones, habiendo sido este uno de los hitos de su vocación capuchina y al que había en:lerezado no sólo sus prácticas piadosas sino también sus estudios individuales y su labor docente. Esta nueva idea los colocaba en un terreno, en el que iba a ser más fácil llegar a un acuerdo. El P. General tenía ya en sus manos dos anteproyectos para un Colegio de Misione– ros, que pensaba fundar en J adraque 2 ª y de la seriedad de los mismos respondían sus autores. Precisamente habían sido redacta– dos por los dos exprovinciales inmediatos: PP. Juan del Corral y Fidel de Tortuera 21 • Y no se trataba de una improvisación. En coincidencia, y tal vez como consecuencia del alboroto causado por el Fray Gerundio de Campazas del P. Isla y por su inmediata de– lación al tribunal de la Inquisición, los superiores provinciales de 25 El hilo conductor de esta narración es El Manifiesto historial y apologético del P. Zamora, del cual están tomadas las palabras entrE comillas. 26 En esta población de la provincia de Guadalaj1e;ra y diócesis de Sigüenza fijaron su residencia los capuchinos el año 1678 gradas a la munificencia de doña Catalina Gómez de Sandoval y Mendoza, duquesa del Infantado, la cual se .comprometió a dotar el convento de lo necesario para la manutención de 18-20 religiosos y para el desempeño de los ministerios sacerdotales y apostólicos, que serían muy intensos en la villa y en toda la comarca. Cf. MELCHOR DE P0BLADURA, Los Frailes Menores Capuchinos en Castilla, 39; BUENAVENTURA DE CARROCERA, La Provincia, 214-216. 27 El P. Juan del Corral de Almoguer gobernó la provincia desde el 8 de octubre de 1756 hasta el 12 de octubre de 1759; en esta fecha le sucedió el P. Fidel de Tortuera, que terminó su mandato el 8 de octubre de 1762. Nada se sabe de la muerte de estos dos religiosos. Cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, Necrologio, 238. 295.
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