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130 CONVENTOS DE PERFECTA VIDA COMÚN Aun más, amaestrados los ministros de la corte por la expe– riencia de los Seminarios de Misioneros, resolvieron arrancar el mal de raiz pidiendo al Papa la solemne aprobación de la tan discutida norma 13 referente a la incorporación de los religiosos a la comunidad 317 • Las gestiones romanas se desarrollaron rápi– damente y de una manera del todo satisfactoria. Y el hecho tiene una fácil explicación: aun prescindiendo del innegable progreso del regalismo en aquellos últimos 20 años en lo referente a la política religiosa y eclesiástica, entraron en juego algunas circuns– tancias favorables. Desde el 21 de diciembre del año anterior regentaba la embajada don José Nicolás de Azara 318 , honrado con la amistad de Pío VI, « que no le sabía negar cosa alguna » 319 • Y « el ardiente afán que inspiraba su sentimiento del deber para el mejor servicio del Rey », hizo que sin pérdida de tiempo, y anhelando también apuntarse un tanto positivo a su favor contra sus émulos, puso en juego todos los poderosos resortes de que disponía. El 29 de noviembre era recibido en audiencia por el Papa, el cual autorizó la expedición de un breve apostólico apro– bando la norma 13 de los estatutos de El Pardo con la inclusión de los coristas y hermanos legos. En este sentido firmaba su placet el 6 de diciembre y promulgaba el breve Sacrosancti apostolatus, que sancionaba la victoria definitiva de la corte madrileña 320 • 3. Un « Modus vivendi» Tampoco la aprobación pontificia logró eliminar los inconve– nientes de la famosa norma estatutaria número 13. Decididamente el cambio de personal o la incorporación de los religiosos a la comunidad de El Pardo era un mal endémico. A la resistencia y retardo de los superiores provinciales en despachar la obedien- 1 octubre 1785; APCC, Legisl. I, 6/65 y sign. 28/153, f.72. La carta termina con esta frase: « También me manda [Su Majestad] escriba a su Ministro residente en Roma para que en su R3al nombre pida a su Santidad y Cardenal Protector· de la Religión apoyen o confirmen lo resuelto por S.M. Lo que de su parte participo a V.R. para su inteligencia y cumplimiento». 317 Véase la nota 316. ais Después de 18 años de residencia romana, el Caballero Azara, el 21 de· diciembre de 1784 fue elevado al rango de embajador por el que siempre había suspirado. Cf. C.E. CORONA BARATECH, El Caballero Nicolás de Azara, 114ss. 319 Cf. C.E. CORONA BARATECH, ob. cit., 144. 297. 3 2o Arch.Vat., Secret.Breviu1n, vol. 4061 (an. 1785), f. 124v-131v. Juntamente con la minuta del breve se encuentra el testo de la súplica dirigida por el embajador en nombre del rey. El breve ha sido publicado en Bull.Cap. IX, 185, pero con las fechas equivocadas, pues las contrastantes decisiones definitoriales que motivaron el recurso a Roma son del año 1779, como hemos expuesto en el texto, y se dice en la minuta del breve y en la súplica, y no del año 1785 como se lee en el texto publicado.

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