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112 CONVENTOS DE PERFECTA VIDA COMÚN que contra él se escribieron, pero las acusaciones no debían ser muy graves o difamatorias si el P. Villalpando, aunque con evi– dente exageración, podía asegurar que constituirían su mejor apología, si algún día se tratara de su beatificación 266 • El vicario provincial no solo se propuso defender y ccnsolidar el estableci– miento de El Pardo, sino que además puso todo su empeño en valorizar el segundo de los aspectos fundamentales del Seminario de Misioneros de Toro, es decir el apostolado acomodado a las exigencias de la sociedad contemporánea. Y de su apasionada preocupación nos ha dejado una prueba fehaciente el P. Santan– der, a quien en colaboración de otro insigne misionero, el P. Joa– quín de Portillo 267 , encargó la preparación y publicación de algu– nos cursos de predicación para ofrecer una valiosa cooperación a la reforma de la cátedra sagrada: « Aconteció que, habiendo venido por visitador a este convento [de Toro] el 1\/LR.P. Fr. Isidoro de Fermoselle, uno de los primeros y más beneméritos padres de esta santa ca:::a, quando se estableció el Seminario de misiones por autoridad Real y Pontificia, mandó por auto de visita se trabajase por F. Joaquín de Portillo y por mi un cuerpo de Exercicios espirituales para el venerable Clero, como ya lo insinué en el prólogo que puse al frente de dicha obra; otro de misiones y doctrinas, que trabajé solo, pcr haber pasado a Amé– rica el mencionado P. Portillo, y es el que al presente damos, porque así igualmente me lo mandan; y otros ordenamientos que miraban a la mayor perfección de nuestro santo ministerio » 268 • 2. Viaje a Madrid y cobertura de Grande de España Siguiendo la tradición de sus antecesores, quienes apenas elegidos comunicaban su elección a los reyes y príncipes no solo por deber de cortesía sino para captarse la benevolencia en su continuo viajar por Europa, el 28 de junio de 1775 el P. Erardo de Radkersburg ofrecía sus servicios y los de la Orden a Carlos III, quien el 8 de agosto le felicitaba, congratulándose con él. Asi– mismo solían los superiores generales, antes de dirigir sus pasos hacia la Península ibérica, pedir permiso a Su Majestad Católica para visitar las provincias monásticas de sus dilatados dominios; 266 Cf. Manifiesto historial, f.3. 267 En 1784 fue destinado al Colegio de Misioneros de La Habana y durante algún tiempo desempeñó el oficio de vicario foráneo y juez auxiliar de la Luisiana y Florida. Falleció en Salamanca el año 1807. Cf. BUENAVENTURA DE CARROCERA, Ne– crologio, 141. 26 8 MIGUEL DE SANTANDER, O.F.M.Cap., Doctrinas y sermones para misión I, Madrid 4 1813, p.XXXs.

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