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108 CONVENTOS DE PERFECTA VIDA COMÚN no pude lograr que desistiese del empeño. Pero haviendo llegada despues la confidencial de Su Merced de este correo en que dice Su Merced que en todo caso tiene Su Merced asegurado con el Papa un Breve siempre que lo queramos, y que yo le diga a Su Merced lo que parece y ocurre para executarlo, pienso dar cuenta de esto al Rey el viernes inmediato, por ei se contenta S.M. con el Breve Pontificio a favor del Guardian y su establecimiento y evitarle a Su Merced que lidie con el General, el qual se conoce que es un pobre hombre y que lo manda el Definidor español, que es botarate e ignorante » 257 • Los acontecimientos no dieron razón a Roda y sus esperanzas salieron fallidas. Las órdenes del rey eran precisas y terminantes: se debía absolutamente reparar el honor del superior de El Pardo y obtener la aprobación pontificia de su establecimiento. Roda ter– minaba el largo y pormenorizado informe del 21 de noviembre con estas palabras, que no dejaban lugar a duda: « El Rey, que ama tanto la justicia, la sinceridad y la consecuencia, ha tenido gran sentimiento de haver visto estas segundas letras de el General [la carta al P. Provincial] y que tan poco caso haia hecho de la verdad de sus oficios, y me manda prevenir a V.I. que reconvenga al General y haga que dé la satisfacción debida al Guardián, que no ha cometido exceso ni irregularidad alguna en sus procedimientos, como Su Majestad lo tiene asegurado. Y al mismo tiempo que V.I. pida a Su Santidad el Breve que le tiene suplicado y Su Santidad ha ófrecido, para que en el Real convento de El Pardo se observe la más perfecta vida común y la más estrecha y regular observancia. Todo lo qual participo a V.I. de su Real orden para su inteli– gencia y cumplimiento » 258 • El 10 de diciembre el embajador comunicaba el texto de la citada Real orden al P. General, quien el día 13 contestaba con un detallado informe acerca de la conducta hasta entonces se– guida. No pretende ni disculparse ni justificarse de los cargos que se le hacían. Está convencido de que es suficiente, para rectificar cualquier equívoco o siniestra interpretación y poner de mani– fiesto su lealtad, la sencilla exposición de los hechos. Repite que ni siquiera le pasó por las mientes la idea de contravenir en lo más mínimo a los deseos del rey y que su decisión había sido determinada únicamente por los informes recibidos, sobre cuyos autores recaía la responsabilidad de las injurias, deshonor y afrentas del P. Zamora - si es que alguien las descubría en la 257 Arch.Emb., leg. 440. 25 8 Oficio de Manuel de Roda al conde Floridablanca, San Ildefonso, 21 no– viembre 1775: Arch.Emb., leg. 224, n.155; APCC, sign. 28/153, f.68v.

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