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102 CONVENTOS DE PERFECTA VIDA COMÚN Majestad está mui empeñado en la observancia de todo lo que dispuso y comunicó el P. Colindres » 249 • El hábil y sagaz conde de Floridablanca no amoldó su con– ducta a las instrucciones recibidas. En vez de tratar el asunto con el general de la Orden, se puso al habla directamente con el papa. Desde el 15 de febrero ocupaba Pío VI la cátedra de S. Pedro; y si bien es cierto que el card. Braschi no había sido el primer candida– to presentado o favorecido en el conclave por el embajador español, la adhesión de éste fue decisiva para su triunfo definitivo, y como consecuencia se establecieron entre los dos relaciones de estima y cordialidad. El conde de Floridablanca fue el primer representante extranjero recibido en audiencia por el nuevo pon– tífice250, el cual aspiraba a conquistar nuevas simpatías y a conso– lidarlas durante los primeros meses de su pontificado. Y el paso dado por el embajador logró el resultado apetecido, como se desprende de estas palabras: « Su Santidad no solo se manifestó desde luego muy propenso a mandar expedir qualesquiera Breves que fuesen necesarios a efecto de que se cumpliese la declarada voluntad del Rey en este negocio, sino que explicó también Su Beatitud esta su resolución al Car– denal Conti, Secretario de Breves » 251 . Con todo, también el perspicaz embajador tropezó con algunas dificultades. Para conseguir más fácil y seguramente su intento, se había propuesto prescindir de la curia general y aun ocultarle los trámites seguidos; pero aquí fracasó su proyecto, no sola– mente porque el cardenal secretario de Breves era también pro– tector de la Orden, sino porque llegaron directamente a los supe– riores varios informes de la provincia de Castilla. De suerte que el P. Onteniente, después de enterarse del contenido de las Reales órdenes y de los planes de la corte madrileña, en un alegato diri– gido a Madrid tomó abiertamente la defensa de la decisión defi– nitorial del 6 de julio, censurando al mismo tiempo la conducta del superior de El Pardo. Y no contento con esta decidida inter– vención ante el responsable de la política religiosa del gobierno, escribió en el mismo sentido a varios religiosos de la provincia. Este segundo paso fue lo que mayormente lo comprometió. Igno– raba tal vez que en la capital los dos partidos se espiaban mutua– mente los movimientos, y no sospechó que sus diatribas contra z49 Arch.Emb., leg. 440. 2so Cf. L. VON PASTOR, Storia dei Papi XIV/3, Roma 1934, 9ss; Carlos E. CORONA BARATECH, José Nicolás de Azara, 112s. 2s1 Despacho del conde de Floridablanca, 28 de septiembre cie 1775: Arch. Emb., leg. 346, f.152s.
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