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del Santo. Con frecuencia asoman los recuerdos e interés del polemista acerca de sus luchas con los novadores. De esta manera su predicación, incluso la panegfrista, está fun~ dada en las· dotes especiales de la predicación sagrada: la perennidad de la doctrina y la vitalidad del momento cir~ cunstancial suyo. La predicación moderna quizá eche de me~ nos en los sermones de .San Lorenzo la falta de Invectivas co11tra los desórdenes morales de su tiempo. Pero esto mismo da valor, .serenidad y actualidad a su .predicación. Es lástima que no nos podamos hacer una idea de la pre~ dicación de San Lorenzo en el acto de producirse en los púlpitos. Mas es ésta condición de toda obra de creación personal, vivida y actualísima; que no se . verifica más que fugazmente, y tenemos que contentarnos con la vigencia de unos escritos, que de .por sí dan materia, doctrina y cons~ trucción metódica, para, luego, en el calor de Ia realización, poder reconstruirnos la actitud del hombre que en su tiempo adoctrinó a Europa. 73