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y el humanista y hasta el ardienk apologista que arremete contra la osadía herética, llevado por la .polémica y el celo de la f.e ,católica. Es de notar que esta fogosidad se encrespa, sobr,e todo, cuando se trata de ataques al .culto de la Santí– sima Vfrgen o a la personalidad del Romano Pontífice. No en vano había dedicado .su obra a la celestial Señora. En resumen: se trata de una obra histórico-dogmática des– arrollada por medio de una exposición oratoria y polémica. Sus fuentes son las habituales en la ciencia del Santo y las particulares que exigía la índole de la obra. De la Santa Escritura aduce alrededor de ocho mil referencias, traídas para probar bíblicamente sus exposiciones. De ellas se ha dicho que podrían servir muy bien para componer un tratado completo de teología bíblica. Los testimonios alegados de la época patrística pasan de tres mil, sacados de tresd'entas obras de sesenta escritores. Cuanto de útil hay en ellos para las cuestiones que San Lorenzo trata, está sabiamente apro– vechado, de suerte que puede reconstruirse una íntegra teo– logía patrística. Veinte de los mejores teólogos del siglo XVI. especializados en cuestiones luteranológicas, son puestos a contribuci'ón en la apología de San Lorenzo. Y hasta ,los autores luteranos son estudiados y aducidos .como arsenal de conocimientos históricos del Santo. Mas de doscientas obras de sesenta escritores adversarios o heréticos, amén de cincuenta obras -de ,cerca de treinta auto– res ,profanos avalan la ciencia y erudfción profana y clásica, que prueban el estudio "veramente immane" del autor -de 1a Hypotyposis. 62