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tal conso'laci'ón". Esta visión ha sido la que más han repro– ducido los artistas, entre ellos, D. Corvi. Sin embargo, su humildad y su discreción eran tales, que, cuando tenía la Misa en ,público, no la prolongaba más ·que el tiempo ordinario de los demás sacerdotes. Dfntinguióse singularmente por su devoción a la Virgen Santísima. A ella atribuia las más espléndidas dotes de su personalidad: su ciencia, su don de lenguas, el éxito de sus gestiones diplomáticas y la victoria en sus tentaciones par– ticulares y en los combates de la Cristiandad. Sus largas ca~ minatas se .le hacían más dulces con jaculatorias, alabanzas, himnos, canciones y hasta versos de P.etrarca dirigidos a ella. Le rezaba ·diariamente su Oficio, y el indulto para celebrar su Misa fué costumbre en él. Solía invocarla ·especialmente cada vez que tenía que hablar a los hebreos. E invocándola murió. En los primeros años de su vida religiosa padeció del estómago y a la intercesión de la Virgen atribuía su cura– ción, consagránddle el tesoro de su castidad. En suma, -como ·dice la Bula de Canonización: "Brillaron en él todas las virtudes, especialmente aquellas por las que más nos acercamos a Dios: Ja fe, la esperanza y la caridad, de las ,cuales proceden todas y toman su forma. De aquí su asidua y ferventísima dedicación a 1a oración, durante la cual varias veces fué arrebatado en éxtasis; de aquí la singular veneraci'ón al ,Sacramento de la Eucaristía; de aquí la ince– sante y ·dulce meditación de ,las Llagas y Muerte de Nuestro · Señor Jesucristo; de aquí el a~dentísimo deseo de la salva– ción de l!as almas; de aquí el ternísimo amor hacia la Madre de Dios, a la cual atribuía cuanto de Cristo había recibido; de aquí, por último, eJ sincerísfmo amor de la verdad cató– lica, la abominación intrépida de todas las herejías y errores y la firmísima devoción y fidelidad a esta sublime Cátedra de P.edro."' 45

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