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una ocas1on muy oportuna ,para que San Lorenz,o probara ante los ojos de todos su amor a María y su ,confornüdad con el sentir del Doctor Seráfico. Estando en Praga -en 1610, un predicador luterano se permitió llamar idólatras a los ca– tólicos ,por dar ,culto a María. La prueba que aducía era precisamente el Salterio mariano de San Buenaventura, hecho a imitación •del de David, en el cual se rinde culto inmediato a Dios. San Lorenzo le rnfutó diciendo que, -efectívamente, en d salterio bonaventuriano se alaba a María, pero no .con títulos que convengan sólo a Dios, sino que la invocación y loa que se le dirigen se encaminan única-mente a implorar su intercesión {16). Después de Jerónimo de Caste1ferrdti, el 24 de abril de 1602 es elegido -como General de toda la Orden Lorenzo de Brin– dis. Su labor se emplea en incrementar la disciplina y los estudios por medio de cartas y vi'aÍ'es e inspecciones perso– nales; visita las provincias trasalpinas, Suiza, Bélgica, Colo– nia y Praga, ,erigiendo conv-entos, defendiendo y ,difundiendo sfmultáneamente Ia Orden. En 1605 está en Nápoles predi– cando fa Cuaresma: se preocupa de los comentarios sobre la Regla de San Francisco, tendiendo a un criterio benévolo; y trata de allanar las dificultades. que había para la difusión de la Orden en Castilla. En el año 1609, el Ministro Gene– ral Jerónimo de Caste1ferretti, ·en co:npañía del Provincia'! de V alenci'a Serafín de Polizzi, se entrevista con el Rey en su palacio y verbalmente obtiene de Su Majestad autoriza– ción para establecerse en la capital y corte, Madrid. Mas, al volver a · Italia, r esurgen las dificultades. En ese mismo año, Lorenzo de Brindis llega a Madrid como Legado del Emperador Rodolfo. La reina Margarita de Austria ya lo -conoaía por su estanda en Viena, y durante su permanencia en Madrid -le concedía "ordinaria y familiar audiencia". Se fueron acallando los maldicientes y contrarios a la fundación, y, por fin, s·e -erige solemnemente el primer convento de la Provfncia de Castilla. Un cuadro de J. Va– .sera y A. Montero Madrazo, existente en la iglesia de Jesús de Medinaceli, de los PP. Capuchinos de Madrid, alude a 37

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