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vac10n y propagadón de la fe católica y por la exaltación de la Santa Romana Iglesia." Su santo celo apelaba a todos los recursos y osadías. Una vez, sabi'endo que uno de los principales señores de Praga meditaba su muer.te, se dirige a su palacio, con su alforja d e mendicante al hombro, y 1a estupefacción del barón se convierte en familiaridad y gene~ rosLdad ante la sencillez y paz del fraile. ' Hallándos,e en Munich, en 1611, resolvió predicar en plena región herética de Sajonia y d Palatinado. El Duque de Ba~ viera, temeroso de los peligros que pudiera ,correr, le ofre.ce una escolta. El Santo la r,echaza y , ya que no puede del todo rehusarla por imposddón del duque, logra, al menos, reducirla. La expedición duró ocho meses, y los frutos, tanto en la confirmación de los católicos vacilantes como en los hereJes que retornaron al seno de la Iglesia, fueron ,conso~ !adores. Su santo celo y libertad alcanzaban por igual a los here}es y a 1os ,católicos, como le ocurrió al Príncipe de Salsburgo, que tuvo que escuchar una de las más vehementes arengas del Santo contra sus vfcios y mal ejemplo. Pero el principal .teatro de su acción sobre los herej,es foé la capttal de Bohemia. Las controversias allí habidas dieron origen a una de sus mejores obras, J.a Lutheranismi Hy,poty~ posis. Mientras el Santo ,cum,plía en .Praga una de sus mi– siones, de 1606 a 1613, se habían congregado allí por orden del Emperador gran parte de Príncipes electores para ,tratar asuntos de estado. Entre dios estaba el Duque de Sajonia, acerbo luterano, en ouya corte ,tenía cierta notoriedad como predicador Policarpo Laiser. Aunque existía la prohibición de suscitar públicamente cuestiones relígiosas, Laiser predicó desde uno de los ba1cones del palacio donde :se hos¡peda:ba el duque, arremetiendo contra la doctrina católica, particu~ larmente contra la nec,esidad de las buenas obras para sal~ varse y las demás disposiciones necesarias para la justifica~ dón. El auditorio, al principio ,compuesto ,exclusivamente de protestantes, se fué aumentando con el concurso de Io:s ca~ tólicos. Esto alarmó al Santo, y se ofreció al Nuncio para dar respuesta adecuada al hereje •desde el pú:~pito de su 31
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