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90 P. VIÑAYO ¿ Qué tendrá hoy el amor mío, que no alivian su pesar tan regaladas caricias ni el ace:p.to angelical de madre tau amorosa? ¿ Qué tendrá ? ¿ Será frfo,?... No es posible. Aunque sopla el vendaval, aunque la nieve con furia cayendo en el suelo está, muy cuidadosa María calor y abrigo le da. ¡ No es el frío! ¡ No es el frío lo que hace a mi Dios llorar ! ¿ Será hambre?... Mucho menos. Muy breves instantes ha, que en los brazos de la Virgen recibi6 el sustento ya, gustando el néctar sabroso de su pecho virginal. ¡ NO\ es el hambre ! j No, es el hambre lo que hace a mi Dios llorar ! ¿ Será sed? ... ¡Ah! no... , tampoco. ¿ Qué sed le habrá de aquejar, bebiendo tan de continuo un licor tan celestial ?

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