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6 P~ÓI.,OGO imágenes, la riqueza de la rirna, la variedad en la elocución. No olvides que cuando el corazón habla, repara poco en giros, palabras y regl,as del arte; y entonces sin duda serás indulgente conmigo y dis– culparás las deficiencias que habrás de encontrar en estas mis sencillas cornPosiciones poéticas. Son fibras arrancadas del alma; son pedazos despren– did;os del corazón... No busques en ellas más que ternuras, dolencias,. amores... , sentimientos profun– dos que tienden a despertar en el fondo d;el espíritu vivas aspiraciones a nuestro prinier principio y úl– timo fin, que es Dios, nuestro amantísimo Padre y el Esposo dulcísimo de nuestras almas, el cual so– lamente puede saciar nuestras potencias, «las pro– fundas cavernas del sentido}), que, al decir del mís– tico castellano, «no se llenan con menos que infi– nito». ¡ Feliz yo, si con estos versos sin aliño, logro des– pertar en tu alma un vivo deseo de lo divino y ce– lestial, un amor ardiente al Amado de nuestro co– razón, Cristo Jesús, y a su santísima Madre, la Vir– gen Inmaculada!. .. Este es el único fin que me ha movido a presen– tarte esta colección de poesías, publicadas ya en su mayor parte en «El Mensajero Seráfico», revista di– rigida por los PP. Capuchinos de Castílla. Léelas re– posadamente, y si algún afecto sobrenatural susci– taren en tu interior, atribúyelo todo a Aquel de

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