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AL LECTOR FIBRAS DEL ALMA, pedazos q,el corazón, son, lector querido, estos versos que ante tus ojos hoy a pre– sentar me atrevo. En ellos van expresados los sen– timientos más hondos, las e.mociones· más íntimas de mi espíritu. Casi todos ellos han brotado de mi corazón como de un espontáneo y natural desaho– go : una necesidad imperiosa me ha obligado a 'franquear las Puertas para dar paso al hervor que, comprimiéndose en mi pecho, con impulso irresisti– ble, tendía a salir afuera: Sí, créeme, lector mío : estos versos han brotado de mi fantasía y de mi corazón con. la misma natura– lidad expansiva que el perfume brota de la flor, el gorjeo del ave, el murmullo de la fuente, la llama del fuego. Y como son el natu11al lenguaje del ca– razón, quizás aparezcan a tu vista demasiado senci– llos, escasamente adornados con los espléndidos ata– víos que presta el arte; quizá eches de menos en ellos la sbnoridad del metro, la profusión de las