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P. VIÑAYO gruesas gotas de sangre coagulada... , y más allá aún... ¡ cielos !, su cordero en las fauces de un lobo se encontraba. Al ver el pastor tan triste escena, al lobo se lanzó con fiera saña, y luchó con denuedo y valentía, y salió vencedor en la batalla, y arrancq su llorado corderillo de la honda boca de la fiera brava... ; y, aunque lleno de heridas y de sangre, logró volverlo vivo a su majada. • • • • •j •••.•••••••••••••••••••••••••••••••••• ,Ya no llora el pastor, sino, ceñido de su hato regalado, ríe y canta, curando las heridas al cordero y haciéndole caricias las más blandas. • • • • ·I· ••.••.••.••.••.•.....••..••••••••••• · ¡y el cordero sanó, y ahora vive triscando por alfombras de esmeraldas, amando con delirio a su pastor, sin salirse jamás de su majada... ¿ Queréis saber el nombre del amante pastorcillo?... Oíd : Jesús se llama. Y el cordero... , ¡ay!, mi lengua, enmudecida, a pronunciar no acierta más palabras.

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