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FIBRAS DEL ALMA el más bello quizá de mi manada. - Y ¿ por sólo un cordero así te apenas ? -Por él solo mi sangre derramara; por éL vivos tormentos padeciera y sufriera la muerte más amarga. Por él· dejé noventa y nueve ovejas, en mi redil lejano, solitarias, que han sido de mis ojos las delicias y los dulces solaces de mi alma. -¿ Tanto le quieres?... ¡ Eso ya es un loco exceso de cariño! ¿ No •reparas, que, sí te oyeran los demás pastores, de ti muy justamente se burlaran? -¿ Qué me importa? Si encuentro a mi cordero, y consigo llevarlo a mi majada, se inundará mi pecho de alegría y mis collados lucirán sus galas. ¡ El que es pastor solícito y amante · hasta hallar sus ovejas 110 descansa bi Y prosiguió buscando su cordero; el pastor, que su pérdida lloraba; y dando algunos pasos divisó, del arroyo en la arena dibujadas, las plantas diminutas de su amado corderillo, y siguiendo su jornada, muy presto echó d~ ver blancas vedijas en los secos zarzales enredadas... ; más allá observó, desfallecido, 35