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350 P. VIÑAYO Jesucristo.-Dámela, pues. San Fran_cisco. -Amor mío, (Se la entrega.) tenla... ; con ella recibe el alma también. Jesucristo. -La admito como el emblema valioso, como el venero riquísimo de la extremada pobreza que has por esposa elegido, y en adelante ¡;:or ella serás mi mejor amigo. San Francisco.-¡ Oh, regalado tesoro! ¡ Oh, minero crecidísimo ! Guardada tenla en el pecho, que siempre estará contigo, segura de no perderse, como pájaro en su nido. Jesucristo.-Más deseo. San Francisco. -¿ Qué más quieres, mis ojos? Jesucristo. · -Otra aun te pido. San Francisco.-Otra también en el seno Jesucristo. me habrás sin duda escondido. (Introduce de nuevo la mano, y saca otra moneda.) Hela aquí. -Dámela presto.