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FIBRAS DEI, AI,MA ]esús.-La tremenda noche aquella, aquella noche sombría, cuando a tu vera pasando, te vi en el suelo tendida. A lma.-Y ¿ quién lleg6 a levantarme con el alma enternecida? ]esús.-Yo te alcé... mas j c6mo estabas L. Alma.-¿ Cubierta de hondas heridas? Jesús.-¡ Estabas muerta L.. ¡ sin sangre l j como el duro hielo fría ! Alma.-Y Tú ¿qué hiciste, Bien mío; al mirarme de esta guisa? ]esús.-Te cogí luego en mis brazos, te bañé con agua limpia, calenté tus yertas carnes... ¡ te di aliento, fuerza y vida ! Alma. Con razón y enamorada, te llamaba Vida mía! ... ]esús.-Tu vida soy... ; toda entera me perteneces, querida. A lma.-Toda entera habré de ser para Ti desde este día : ya no habrá en mi corazón ni la más r;equeña fibra, ·que en servirte no se ocupe, ¡y en tu amor no esté encendida. Cuanto mi pecho respire, cuanto mis ojos perciban,