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P. VIÑAYO ]esús.-Al abismo más profundo lleno de sombras horribles. Alma.-¿ Y el que fuere en pos de Ti? Jesús.-Tendrá goces indecibles: las cruces, las amarguras que en pos de mí se perciben, se tornan en bellas flores de refulgentes matices. Alma.-Yo estoy resueltá, Bien mío, yo quiero desde hoy seguirte. Jesús.-¿ Y la cruz no te amedrenta? Alma.-Nada su peso me o¡:;rime. Jesús.-¿ Ñ o sentirás las espinas en tus pies introducirse? A lma.-Las espinas de tus. sendas me son rosas y jazmines. Jesús.-¿Nunca, yendo tras mis plantas, vendrá el cansancio a afligirte? Alma.-En. tus brazos apoyada, '¿ qué fatiga ha de rendirme? Jesús.-Pues si nada te detiene,"' Alma.-Náda. caminar me impide Jesús.-A mi zaga ven ligera. Alma.-Volando quiero seguirte. Jesús.-Hasta el cielo. Alma.- Hasta el cielo tras tus huellas he de irme.