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316 P. VIÑAYO ~l Alma.-¿ Tan difícil es cazar? ... ¿ Qué de más tienen tus flechas ? El NUio Jesús.-No es difícil; mas yo cazo de tan divina manera, que ninguno acertará a imitarme en tal empresa. El Alma.-Pues ¿ qué mañas ejercitas de que valerme no pueda ? El Niiio Jesús.-Mañas son tan peregrinas, que en los hombres no se encuentran. El Alma.-¿ Por ventura no eres hombre cual todos los de la tierra? El Niño Jesús.-Sí, soy hombre por ventura, pues Dios quiso que lo fuera. El Alma.-Esas palabras no entiendo... a mi discurso superan. El Niño J esús.-Escucha, pues, mis palabras, que escucharlas te interesa: Cazador tan peregrino soy de estas verdes riberas, que, en vez de matar cazando, la vida doy a la ¡;resa. Y... ¡ ay, pobrecillas palomas las que mis dardos desprecian ! El Alma.-¡ Oh Cazador de mis ojos, Niño de rubias guedejas! Me cautivan tus palabras, tu hermosura me embelesa...

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