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256 P. VJ,ÑAYO Rey eterno y poderoso, justiciero y amoroso, todo el orbe ha de aclamarte y rendirte adoración; los señores y los reyes, que a los pueblos dictan leyes, a tus pies han de postrarse, pues vasallos tuyos son. Los que, altivos, no se humillan a tu cetro de justicia, y no quieren alistarse en tu intrépida milicia; los que avanzan extraviados por la senda del error, vivirán siempre intranquilos, en continua y fuerte guerra; que, en obscuros laberintos, su locura los encierra ... y en su mente no habrá lumbre y en su pecho no habrá amor. ¿Quién halló jamás la dicha y esa paz, que el hombre ansía? ¿ Quién sintió dentro del alma el sosiego y alegría, sin postrarse ante tu trono, sin esclavo tuyo ser? ¿ Y quién, yendo tras tus huellas, cual soldado valeroso, no humilló a sus enemigos, y saliendo victorioso, vióse luego circundado del más íntimo placer? Sólo Tú eres el Rey grande, que jamás salió vencido; todo el mundo se ha rendido a tu ciencia y tu poder. "¡ Sólo tuya es la victoria!" Así claman las naciones, y un millar de corazones se te ofrecen por doquier. A Ti van los que sonríen, los que lloran y padecen, los que menguan y enriquecen ... fos humildes ... , los nacidos en nobleza y dignidad; a Ti corren, a esconderse en tus brazos amorosos, de estrecharnos siempre ansiosos, cuantos miran de tu rostro la vivífica beldad.