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LA VIRGEN DE MI TIERRA (HISTÓRICO) A mi querida madre, doña Engracia Gutiérrez. Era un niño todavía, que frisaba en cuatro abriles; ¡ era un niño! . . . y ya la Parca me quería arrebatar; pero a Dios no plugo entonces transplantarme a sus pensíles ... j quiso que antes en el suelo aprendiese a suspirar! Era un niño ternezuelo... y por eso había olvidado el suceso que ahora intento en mis versos describir; mas mí madre idolatrada, en· mi pecho, la ha grabado con carácter indeleble que no acierto a definir. A la vera de mis lares, con gracioso animalillo me encontraba solazando, inundado de placer; del placer sereno y puro, del placer del angelíllo que las penas nunca siente y que ignora el padecer. Resbalaban lentamente, ante mí,. dulces las horas, un ensueño pareciéndome aquel plácido vivir; ¡ no sabía que, en el mundo, penas hay desgarradoras, que traspasan nuestras almas con los dardos del sentir!
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